Cascante

En mi pequeño espacio quise compartir con ustedes pinturas del siglo XIX que representan un Buenos Aires diferente al que vivimos ahora... Tanto en costumbres como en el aspecto urbano o hasta en los colores vistos. Me parecio interesante pensar en como las personas cambiamos nuestro entorno viendo estas diferencias tan grandes con las actuales..
La actual Plaza de Mayo, llena de barro, con una menor cantidad de gente circulando, edificios mas espaciados, caballos, con el rio con un mayor protagonismo en la ciudad.

A diferencia de otras áreas de hispanoamérica colonial el virreinato del río de la Plata careció de una fuerte tradición cultural. En el caso de la pintura la llegada de artistas europeos a partir del siglo XIX constituyó un estímulo decisivo para el desarrollo de la producción pictórica local. Tras la independencia, la pintura que hasta entonces había tenido un marcado carácter fundamentalmente religioso, comenzó a incorporar nuevos temas y a expresarse en nuevas modalidades como los retratos y la pintura costumbrista.
Por primera vez ojos no españoles comenzaron a visitar Buenos Aires y muchos extranjeros produjeron trabajos iconográficos o artísticos de gran valor. Entre los "viajeros dibujantes" -como los llama un autor-, fueron muchos los franceses que a través de sus ilustraciones reflejaron el paisaje, las costumbres y los diversos aspectos de la sociedad rioplatense.
El ingeniero francés Charles Henri Pellegrini (padre del presidente Carlos Pellegrini) llegó a Buenos Aires a fines de 1828 contratado por Rivadavia para colaborar en las obras del puerto. Los acontecimientos políticos comprometieron ese emprendimiento y Pellegrini comenzó a pintar retratos como medio de subsistencia. En esta tarea desarrolló una gran habilidad y buena parte de su obra consiste en logrados retratos de los más importantes personajes de la época. No obstante ello, Pellegrini se sintió vivamente atraído por los temas urbanos. La moda, los salones porteños, los edificios y el trabajo en los saladeros y mataderos reflejados en sus pinturas y litografías forman un conjunto gráfico que ilustra de modo incomparable la sociedad de Buenos Aires durante la época de Rosas.





Curiosamente, los conflictos entre la Confederación Argentina y Francia tuvieron importantes consecuencias para el desarrollo de la pintura en la Argentina. En 1839 llega el capitán Adolphe D'Hastrel con la escuadra francesa comandada por el almirante Leblanc. En sus ratos de ocio pintó varias vistas del puerto de Buenos Aires, Montevideo y Rosario, como así también diversas figuras humanas. Junto con él, llegó Jean Baptiste Henri Durand Brager, cuyas notables condiciones como pintor le permitirían tiempo después desarrollar una exitosa carrera en Francia.
Los años que siguen a la caída de Rosas crearon un ambiente mas propicio para la acitividad creadora. LLegaron entonces los artistas B. Marcel, F. Artigue y E. Lahore que se dedicaron inicialmente al retrato para volcarse luego a la fotografía. Otros, como A. Durand y Jean Louis Palliere, abordaron temáticas de corte más costumbrista.


La contribución de Pallière a la iconografía argentina ha sido realmente importante. Había nacido en Río de Janeiro, pero adoptó la nacionalidad francesa que era la de sus padres. Residió en París durante muchos años y allí se formó con Eduardo Picot. Permaneció en la Argentina entre 1855 y 1866 recorriendo buena parte del país lo que le permitió mostrar en sus dibujos, pinturas y litografías los usos y costumbres del campo argentino.

En el último cuarto del siglo XIX los artistas argentinos comenzaron a viajar a Europa en busca de formación. París se convirtió muy pronto en la meca de aquellos argentinos con vocación pictórica como Marco del Pont, Sívori y Villanueva y con ellos se afirmó la influencia francesa en la pintura argentina.

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