Gomez Wagner

TP6 Federico Gómez Wagner.

He elegido como objeto de análisis durante mi cursada, la relación entre el antiguo edificio del Banco Central de la República Argentina, de Hunt y Schroeder en 1872, y la ampliación hecha anexa al mismo por Romero y Di Tata en 2001.
Para este análisis fue muy importante descubrir las formas de relación entre edificaciones de tiempos tan distintos, y las maneras en que estas diferencias pueden utilizarse para crear un nuevo edificio adecuado a su tiempo, pero respetando y relacionándose dinámicamente con el existente.
Intentando crear un paralelismo en este análisis, elegí presentar una nota de un periódico de 1925 sobre las operaciones que se realizaban en ese entonces sobre los edificios “antiguos” para adaptarlos a los tiempos que corrían.
Particularmente me parece interesante para comparar prioridades, métodos, y la importancia de mantener la esencia de las edificaciones sobre las que se opera, además de los desafíos estructurales, espaciales y estéticos que debían enfrentar en aquella época.












Los grandes edificios modernos


La esquina de Tucumán y Cerrito.


La transformación que desde hace años viene operándose en los edificios antiguos existentes en nuestra metrópoli, unas veces por su demolición para nuevas edificaciones y otras para su reedificación sobre los mismos, pone frecuentemente a prueba la solidez de conocimientos profesionales de los arquitectos e ingenieros, pues, en la mayoría de las casos se trata de terrenos irregulares o insuficientes, en cuyas condiciones la construcción de grandes edificios para renta constituye un serio problema para los mencionados técnicos.
Es uno de estos casos el que hoy no ocupar al referirnos al antiguo edificio que existía en la citada esquina, propiedad del señor Benjamín Anchorena, quien recomendó acertadamente por cierto, al arquitecto señor Juan Nobili la construcción del nuevo edificio sin demoler el antiguo existente, que constaba de un subsuelo, planta baja y un piso alto. Sobre este edificio el señor Nobili proyecto el nuevo que consta de subsuelo preparado para un restaurant, la planta baja para negocios, seis pisos altos con 12 amplios departamentos y dos más pequeños sobre la azotea.
La realización de esta gran obra, y sus importantes pormenores, en lo que concierne a la estructura del cemento armado en general, y especialmente en la parte correspondiente a la ochava, que representa un verdadero “tour de force”, ha sido efectuada por la empresa constructora Dickerhoff y Wizman, cuya competencia profesional de sus técnicos junto a la labor del arquitecto señor Nobili, director de las obras, ha quedado ampliamente demostrada.
Cuando se levanta un edificio sobre un terreno baldío, fácil es el estudio de su estructura, pero en el caso que mencionamos, en el que se debía conservar un edificio ya existente y de cierta importancia, debe reconocerse que muchas han sido las dificultades para resolver su estructura, su faz arquitectónica y distribución de los locales inferiores.
La impresión que ofrece el exterior e interior de este grandioso edificio, es que no aparenta haberse aprovechado nada de lo existente, pues, su distribución es de lo más moderna. Todas las habitaciones se concentran en un gran vestíbulo y los distintos locales de servicio están completamente aislados entre sí, siendo dignos de mención por su buen gusto, luz, aire, higiene y comodidad que es lo que más interesa para hacer una vivienda sana y agradable.
La altura máxima permitida ha sido convenientemente aprovechada; sobre el “mausard” y la cúpula, construida por la renombrada casa José G. de Breitbach y Cía., y dentro de la línea municipal, se han levantado dos pequeños departamentos con grandes terrazas y de un aspecto muy agradable por sus comodidades y orientación.
Abundan en esta obra los pisos y zócalos impermeables construidos con mosaicos blancos y negros, así como los azulejos para revestimientos de baños, cocinas y w.c., previstos y colocados por la casa Hall, Leslie y Cía. Los pisos de pino de tea y los “parquets” han estado a cargo de los conocidos industriales de esta plaza señores Schuff Hermanos. La amplia y cómoda escalera de mármol blanco que comunica todos los pisos ha estado a cargo del señor Julio A Marini.
También merece mencionarse la herrería artística, tanto interior como exterior, proporcionada por el establecimiento metalúrgico Somarruga y Cía.
Todos los pisos tienen acceso, además, por medio de ascensores instalados por Otis Elevator Co., y la instalación de toda la red de electricidad ha sido efectuada por los señores Manfredo R. Cantalupi y Cía., cuya competencia para trabajos de esta importancia se halla bien acreditada.
Los trabajos de pintura han sido confiados con buen éxito al señor Giunchetti, y los papeles que adornan las habitaciones son un verdadero exponente del buen gusto de la casa Vicente Biagini y Hnos.
Todos los departamentos cuentan con bonitas y cómodas cocinas a gas, instaladas por la Compañía Primitiva y con calentadores que funcionan por medio de ese fluido, fabricados en los conocidos talleres del señor Dante Martirí.
La maquinaria para calefacción general, ha sido instalada en el piso principal, habiendo estado esta parte de la obra a cargo de los ingenieros Grimm y Knüsli.
La impresión general que deja esta obra moderna, después de la minuciosa vista que hemos pasado en la misma, nos trae a la memoria los departamentos de la practica edificación europea, en los que prima, sobre todo, el “confort”, la ventilación y la claridad, que en esta se han unido al lujo y buen gusto tan acertadamente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, mi nombre es pamela y estoy realizando un trabajo de investigacion sobre el edificio de la calle cerrito y tucuman (demolido en el año 1959)
Si podes contactarte conmigo te deo mi mail: p.b.tauben@live.com.ar
Gracias!